La dirofilariosis, conocida vulgarmente como enfermedad del gusano del corazón, está causada por un parásito denominado Dirofilaria immitis, el cual es transmitido principalmente a perros y, en menor medida, a gatos y hurones, a través de la picadura de un mosquito infectado con el gusano. Es una enfermedad endémica en el sur de Europa y en todo el territorio de los EE.UU.
El parásito adulto se aloja en el corazón y en las arterias pulmonares, su tamaño puede alcanzar hasta los 30 cm de longítud y puede llegar a vivir 5 – 7 años. En gatos, además, los adultos pueden invadir los pulmones. Sus larvas se moverán por todo el sistema circulatorio, a la espera de que un mosquito las ingiera accidentalmente para luego infectar a un nuevo animal.
Se trata de una enfermedad grave y potencialmente mortal, por lo que la prevención es sumamente importante. Se recomienda iniciarla cuanto antes en la vida del animal, consiste en la aplicación mensual de antiparasitarios, ya sea vía oral o vía tópica.
Para el diagnóstico, sólo se requiere una pequeña muestra de sangre. Los principales signos clínicos que pueden llevarnos a sospechar que nuestra mascota está infectada por el parásito son:
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Debilidad, letargia: la mascota está poco activa y/o se cansa con facilidad.
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Dificultad respiratoria, jadeos y/o tos
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Disminución del apetito / pérdida de peso
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Desmayos (¡urgencia!)
En el caso de los gatos y hurones, no existe ningún tratamiento efectivo una vez han contraído la enfermedad, por lo que la única solución es una correcta prevención.
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